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Proponen el nombre de "Angela Cullen" al Instituto del Profesorado Nº 62
El nombre es nuestra primera seña de identidad, aquel en el que nos reconocemos y nos congrega. Un nombre elegido por una comunidad sintetiza el arraigo simbólico y consolida el espíritu de pertenencia como parte indisoluble de toda cultura institucional.
Entonces, proponer un “nombre” siempre lleva implícito el apego a una memoria común impregnada de hechos, generaciones, hombres y mujeres, acontecimientos y materializaciones.
En este caso, la figura de ÁNGELA CULLEN sintetiza, lo que para toda una comunidad y su zona de influencia, es el sentido de pertenencia desde la inclusión, la visión del bien común y una idea de futuro desde la proyección y la concreción.
Doña Ángela, nació en Buenos Aires en 1851 y perteneció a una familia con importante trayectoria social-política y económica que aportó al desarrollo de la región. Fue hija del Gobernador de Santa Fe José María Cullen y nieta de Don Domingo Cullen, también gobernador quien fuera fusilado por pronunciarse contra Juan Manuel de Rosas. Su matrimonio con Miguel Castellanos, quien fuera hijo del fundador de la primera colonia agrícola del país (hoy ciudad de Esperanza), Aarón Castellanos, signó un binomio que la historia local reconoce como fundante de la mayoría de las instituciones que conforman la idiosincrasia de San José de la Esquina.
Fue una mujer de su tiempo, que proyectó junto a su esposo un orden edilicio y ambiental que fusionaba progreso y belleza. Su mirada femenina está expuesta en obras y detalles que contribuyeron a forjar una comunidad sólida y afianzada en los valores de la época: progreso, modernización, sentido de la comunidad e inclusión de los ciudadanos.
A ella y su esposo se les debe la construcción de la Iglesia Parroquial “Nuestra Señora de la Merced”, reconocida por su magnitud y belleza como monumento histórico. Apuntalaron (donando terrenos y dineros) la construcción del Hospital San Miguel que fue de los primeros en la región y contribuyó a mejorar la salud de toda la población.
Sus insistentes gestiones permitieron instalar una sucursal del Banco de la Nación Argentina, hecho que agilizó y permitió un necesario y moderno movimiento económico en la zona, además de propiciar la autorización para el establecimiento del servicio de mensajería en el tramo Rosario- San José de la Esquina.
La construcción de viviendas para mejorar la calidad de vida de los pobladores, la proyección y construcción de muchos edificios comerciales, habla sobradamente del espíritu desarrollista y comunitario de Ángela Cullen y Miguel Castellanos.
A ambos les debemos, también, los ejemplares botánicos exóticos que fueran traídos de diferentes lugares del mundo para ser plantados en la plaza principal de San José de la Esquina: Plaza San Martín.
La educación de toda una comunidad generó que ambos proyectaran y concretaran edificios escolares que permitieron a hombres y mujeres formarse para un mejor futuro. Lo hicieron desde una postura inclusiva que reconocía las necesidades y posibilidades de todos:
- La construcción del edificio de dos plantas que ocupa el colegio Nuestra Señora de los Ángeles (y su Capilla interior) para poder gestionar, luego, la presencia de la orden religiosa Nuestra Sra. de la Misericordia, que otorgaría a las jóvenes de la zona la posibilidad de ingresar al sistema educativo.
- La donación de los terrenos para que se construyera una escuela de Artes y Oficios. Y allí, se erige hoy, la E:E.T.P N° 476 “Miguel Castellanos”
	
	
ÁNGELA CULLEN y su esposo vivieron gran parte de su vida en la misma comunidad que soñaron y proyectaron, San José de la Esquina, donde llevaron una vida fundada en el altruismo y solidaridad. La rica tradición oral que los nombra y reconoce se construye desde la enorme generosidad de ambos, siempre subordinada a un profundo respeto por la dignidad humana. Sus restos descansan en una cripta frente al altar mayor de la iglesia “Nuestra Señora de la Merced”.
Reivindicar y empoderar la figura de esta mujer visionaria y emprendedora, es una deuda con nuestro pasado y nuestra memoria que bien merece que su nombre sea el sostén de una institución educativa que lleva 30 años formando jóvenes de toda la región.
El, hoy, Instituto Superior del Profesorado N° 62 nació como deseo pujante y comprometido con la educación de una comunidad, deseo de formar jóvenes, deseo de que docentes y técnicos puedan insertarse en el mundo laborar y seguir forjando miradas y futuros.
Un nombre condensa energías colectivas, sintetiza ideas, inspira futuros de inclusión y vida comunitaria democrática;
	
	
ÁNGELA CULLEN merece el reconocimiento y este instituto de Educación Superior que tanto nos engrandece como pueblo, merece llevar un nombre impregnado de historia propia, memoria y visión de futuro.
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