Noticias » Experiencias de vida
Cumbre de tragedia y milagro
La idea de la expedición, comienza su relato Eduardo Lunari, surge hace unos meses cuando les comenté al grupo de montaña de ¨San José¨, que nos reunimos todos los miércoles, de hacer una Expedición al lugar de la ¨tragedia y milagro de los Andes¨, odisea que vivió el grupo uruguayo del vuelo 571 que se siniestrara en 1972, en la Cordillera de los Andes.
Eduardo Lunari y Mauro Bustamante en el lugar de los hechos
Planteado el desafío, empecé a interiorizarme con el tema, porque no sabía ni siquiera el lugar preciso del siniestro, explica Eduardo. Internet ayudó a la investigación, y las averiguaciones comenzaron a proyectar los detalles que hasta el momento eran desconocidos por mí y los posibles compañeros de aventura.
Los primeros sondeos indican el lugar preciso del impacto que fue al sur de Mendoza en el paraje ¨El Sosneado¨. Continúo recabando datos, llamando a guías y conocedores y cuando tuve lo necesario les comento a los compañeros de aventuras la propuesta concreta y después de sumas y restas al proyecto, sólo quedamos Mauro Bustamante “El Chanfle “y yo, sonríe Eduardo Lunari.
“El Edu”, es un experimentado montañista, que, según su registro tiene 26 Champaqui, 1 Aconcagua con cumbre, 3 Lanìn, 3 cerro Plata con una cumbre en el mismo y ahora el punto de impacto de la ¨Tragedia y milagro de los Andes¨. Mauro, tiene 29 años y 10 Champaqui, 1 cumbre de Lanín, 1 intento al cerro Rincón y ahora suma también, el lugar de la ¨Tragedia y Milagro de los Andes”.
Continuando el relato, apura Eduardo “Arrancamos en San Rafael, y a la mañana temprano nos fuimos a la zona del Sosneado, 150 kms. al sur de la ciudad de San Rafael. Ya en la región, una pareja de ancianos nos recibió en su casa y nos contó muchísimas cosas que ampliaron nuestro conocimiento de lo ocurrido hace tantos años atrás¨.¨También los puesteros y arrieros que entrevistamos coincidieron en la dificultad y cuidado que tendríamos que tener al cruzar los ríos que se interponían a nuestro objetivo¨. Puede suceder, aclara Eduardo, según lo dicho por los lugareños, que algunas veces se puede pasar caminando y otras, hay que hacerlo a lomo de mula o caballo.
Ya partida la expedición, un arriero nos explica por dónde teníamos que iniciar el costeado de la quebrada del “Lágrimas”, y es así que por lo que restaba de la jornada siempre costeando el río, vadeamos un par de afluentes, no sin demoras y re cálculos por lo complicado de los caudales. Ya a plena, la segunda jornada, llegó el momento del primer obstáculo serio que fue cuando tuvimos que cruzar el río que veníamos costeando, “El Lagrimas”. Su caudal, confirmaron las informaciones que nos habían proporcionado los lugareños, más de dos horas de idas y venidas y no pudimos realizar el cruce por lo que decidimos volver más abajo para ver si conseguíamos un arriero con algún caballo que nos permitan el paso del caudaloso torrente. Después de hora y media de bajada encontramos a un grupo a caballo conducidos por Francisco Salonia de San Rafael, que después de contarles nuestras dificultades gentilmente se ofrecieron a prestarnos su ayuda, así que desde ese momento fuimos asimilados por los jinetes que nos permitieron vencer exitosamente los obstáculos geográficos y emocionales del exigente objetivo Andino.
Y al fin, después del esfuerzo y los recursos compartidos por el espontáneo grupo expedicionario, llegar al lugar fue realmente emocionante, acentúa Eduardo, restos del avión, placas recordatorias, cruces soslayadas por el viento y el silencio de la montaña conjuran una mística realmente movilizante, imposible de explicar con palabras, afirma emocionado. Veintinueve almas yacen en ese remoto paraje de la cordillera de los Andes. Quién sabe si por designio Divino o por qué reservada confabulación de tragedia o milagro, movilizan su vista y veneración de montañistas de diferentes partes del mundo que llegan al lugar con un gran esfuerzo personal en ofrenda a los 29 que dieron su último aliento en búsqueda de una luz de esperanza que no apareció, pero buscaron hasta el final heroicamente.
Nuestro respeto, a los 29 que resultaron en la Tragedia y a los 16 que se fueron y que seguramente nunca olvidarán “su milagro”.
Gracias!! Mauro y Eduardo y por compartir la vivencia, que encuentren siempre el camino. Felicitaciones por su permanente esfuerzo de superación.
Galería de imágenes
Reportaje & compaginación:
Daniel Tagliafico
Imágenes:
Provistas por los protagonistas
Corrección:
Mariana Lussa
Comentar