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Ciento veinte metros de vida

Oscar Bertani; Agricultor, músico, preparador de motores y aficionado a los aviones. El pasado 21 de Agosto, volando en su pequeño avión ultra liviano, sufrió un desperfecto y cayó desde 120 mts. de altura. Nos cuenta su experiencia, los detalles del milagro de estar vivo y qué se siente a 3 meses de lo que podría haber sido un brusco final y, por el contrario, se transformó en un renacer a nuevos valores de vida..

 

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El relato del protagonista:

El 21 de agosto, a las 17hs., subí al avión, había intentado más temprano pero, como era un día ventoso, esperé a que calmara, por eso salí recién a esa hora, porque soy bastante nuevo en el tema de pilotear.

De repente  en pleno vuelo, siento que algo no funciona bien, escucho un golpe, y el problema termina siendo que se parte el borde de ataque, por lo que empiezo a tener dificultades para volar, perdí el control, a unos 120 metros de altura.

Si hubiese estado más alto, iba a ser perjudicial, ya que el avión iba a terminar cayendo de punta… Pensé que iba a aterrizar bien, ya que iba de norte a sur, pero el avión se me da vuelta y quedo sin velocidad...


¿Dónde te encontrabas volando, en que zona?

En mi campo. En la zona de Los Nogales, Siempre sobrevolaba mi campo ya que tenía miedo que se produjera algún problema, por eso evitaba las zonas pobladas. El avión que estaba utilizando es un ultraliviano, una unidad permitida para volar por esta zona, es fácil de volar, tan sólo con un pequeño curso.


¿Qué sucedió cuando estabas a esa altura y te encontraste con la dificultad de que aparentemente se te rompe algo del avión?

Bueno, al no tener velocidad, me quedo sin motor, hice todo lo posible, no me asusté, recuerdo todo ese momento y es crítico, para nada fácil, el avión, hasta la mitad del recorrido, fue cayendo en picada, en un momento me desorienté para luego volver a ubicarme. Solamente podía utilizar el mando para arriba y para abajo, nada más…

Cuando quedo a unos veinte metros de altura, traté de aterrizar, lo más rápido posible, pero el avión cae, se desploma…


¿Y qué pasó después, te acordás?

Recuerdo que caigo al suelo, recuerdo el golpe y luego nada más…

…Mi hermano viene hacia mí, ya que caí a unos trecientos metros de donde está la casa. Me levantó y, yo consciente, le dije que me llevara al hospital urgente ya que no podía respirar, sentía que estaba mal. Me trasladan al SAMCo local, creo que estuve unos diez minutos, armaron todo para trasladarme urgente a Casilda, al San Carlos. El doctor Graciano me deriva allí porque tenían el equipo que necesitaba, ya que tenía un golpe muy fuerte el pulmón.


¿Cuánto tiempo estuviste internado en el San Carlos?

Estuve internado 18 días. Quiero destacar la atención que tuvieron conmigo, muy buen equipo, una sala de cirugía extraordinaria, la verdad, destacable.


¿Nos podés contar que lesiones sufriste con la caida?

En un primer momento, pensaron que estaba casi todo quebrado, pero luego vieron que tenía quebrada la tibia, cuatro costillas fracturadas, la columna fisurada y una parte de la mano quebrada.

Pero por lo que estaban más preocupados era por el pulmón, ya que si me movía un poquito más se podía ocasionar un derrame interno y me ahogaría con la sangre.


¿Y ahora cómo estás?

Bien, estoy recuperándome, puedo caminar, no como antes, creo que uno nunca vuelve a quedar como si no hubiese tenido nada, estoy con rehabilitación. Puedo hacer vida normal, ya me voy a la cosecha, así que ahí vamos a ver…


Y la pregunta que nos hacemos todos, ¿Que se siente al caer de esa altura?

Se te cruzan muchas cosas, valorás lo que hacés cotidianamente, se me cruzó mi hijo, mi familia más cercana, y creí que se terminaba, que se terminaba todo. Se me vino eso a la cabeza pero no me asusté. Sí valoro un montón, toda la gente que vino cuando yo estaba acostado y no me podía mover, todos los que estuvieron, eso lo estimo muchísimo. También el poder darme cuenta de los movimientos que uno tiene cotidianamente y lo que cuestan, cuando te pasa algo de esto.


¿Te considerás una persona con suerte?

Creo que sí, tuve suerte porque no se incendió, que no caí de punta, me cambió la  vida. Valoro cada cosa que tengo, cada persona que me rodea, estoy muy agradecido.


¿Vas a seguir volando?

No, porque no tengo más el avión (risas), además mi hijo me mata, me gustaría, pero ya no, prometí que no lo iba a hacer más porque mi hijo me lo pidió, la pasó muy mal.


¿Y de ahora en más, qué, se viene un Bertani nuevo, con otro punto de vista?

Y bueno, seguir con mi trabajo, que es el agropecuario. Te cuento, esto del avión, era mi sueño desde que tenía siete años y nadie lo sabía…

Yo iba a la primaria en el Coll Benegas y un día vino un hombre que realizaba manualidades, en ese momento hizo unas aviones que volaban, y de ahí me enloqueció, aun me acuerdo cómo hacerlas!!! Y de ahí nació mi pasión. Cuando mi hermana vivía en Buenos Aires, en vez de salir, me iba a Ezeiza a ver despegar los aviones, me podía quedar horas mirando, los aviones me fascinan.

Me gustaría volar nuevamente, pero bueno, hasta acá llegué, tuve una muy mala experiencia (risas).

Tengo que agradecer a todos, familias, amigos, hospitales, doctores, a Andrés Pagliero, a Gustavo Graciano, a los ambulancieros, a todos, y por supuesto  a Dios por seguir viviendo, por poder contarlo…

 

Reporteje & Imágen:
Daniel Tagliafico

Digitalización:
Mariana Lussa

Fecha de publicación: 28/11/2014    |    384 lecturas

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