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Crónica de una buena noche
por Roberto Sacchi

Bailotea en mi memoria, este pensamiento de no se quién, pero estoy seguro de haberlo leído y de inmediato pondré manos a la obra, intentaré dejar salir los sueños perdidos, esos que a diario nos roban o intentan convertirlos en oscuras pesadillas con apesadumbrados despertares de realidades mezquinas.

 

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 "Ante este mundo de un materialismo tan perverso, me dan ganas de abrir la oficina de los sueños perdidos."
 
 
Bailotea en mi memoria, este pensamiento de no se quién, pero estoy seguro de haberlo leído y de inmediato pondré manos a la obra, intentaré dejar salir los sueños perdidos, esos que a diario nos roban o intentan convertirlos en oscuras pesadillas con apesadumbrados despertares de realidades mezquinas. Amaneceres grises que confunden y opacan la senda del buen samaritano, para ello, narraré lo que aconteció la noche del 13 de Diciembre en el Monumento Nacional a la Bandera, lugar emblemático si los hay. Su sola presencia, recortada en las márgenes del Paraná, nos condiciona a la admiración.
 
Cual proa de gigantesco navío, arremete vertiginoso sobre las barrancas del padre de los ríos, enarbolando allá en lo alto, el blasón azul y blanco que pariera sus riveras y nos identifica como el gran país del Sur Americano.¡ Argentina! tierra de promesas, generoso puerto alternativo de inmigrantes con un pasado arrasado por la crueldad de las guerras, que con tesón y laboriosidad, fueron forjando poco poco, codo a codo, los albores de un nuevo día, abriendo surcos y metas de un futuro promisorio que siempre se nos aleja y raya en utopías. 
 
¡Increíble escenario para un espectáculo de jerarquía! y la fecha lo amerita. "Cantemos la Navidad" fue la convocatoria del distinguido maestro, hacedor de coros de voces cristalinas que alivian y mitigan la fatiga de nuestro   espíritu, Cristián Hernández Larguía. Concierto por la Paz la consigna que convocó a miles de soñadores que añoran un mundo mejor, sin odios, sin hambre. Con derechos e igualdades que equilibran la balanza de la dignidad, donde el trabajo y la pujanza, estén en armonía con el medio que compartimos, ya que este no nos pertenece y será el legado para las generaciones venideras. Esas que esperan todo de nosotros y que inexplicablemente estamos defraudando, porque aún nada comenzamos a hacer. La indiferencia y la soberbia prevalecen, nos apartan   de los anhelos de Paz y Prosperidad que en estas vísperas declamamos por costumbre y no por convencimiento.
 
Ya desde temprano, un incesante peregrinar de quienes gustosos aceptamos el convite y saboreando de antemano el festival de voces y música del paraíso, lentamente fuimos colmando la explanada del patio cívico, convirtiendo sus escalones en gradas de un Odeón santafesino.
 
PRO MUSICA ANTIQUA ROSARIO - CORO ESTABLE DE ROSARIO - GRUPO JUVENIL DEL CORO ESTABLE - GRUPO DE NIÑOS DEL CORO ESTABLE - artistas invitados OPUS CUATRO Y ORQUESTA FESTIVAL, fueron los encargados junto a una noche calida y sin brisa, de hacernos vibrar, emocionar y transportarnos lejos de las miserias y devaneos de un mundo loco que gira ya casi sin control.
 
Luces y sonidos amalgamados en la perfección, colmaron los sentidos. Nuestro corazón pugnaba por liberarse aumentando sus latidos, convirtiendo diástole y sístole, en acompasado ritmo, cercanos al éxtasis.
 
Canciones de un mundo lejano, se mezclaban con Villancicos y preguntaban"¿Qué le daremos al Niño chiquito, ¿Qué le daremos, ay sí, qué señor? También hablaban de la huella de José y María y su peregrinar con un Dios escondido y que nadie sabia..Otros anunciaban una noche de amor, paz a los hombres, es Navidad.. Supimos que una estrella se ha perdido y que en la capilla de la quebrada seguro estará..
 
Alégrate, Alma mía coral de la Cantata 147 de J.S.Bach, nos recordaba que en un pesebre, en rústica cunita ha nacido el Salvador.. La Italia nos enamoraba con suave murmullo que no es ajeno a nuestros oídos: "Notte di stelle, notte d'amore, Tu sei piu vaga dei prato in fior" ..Y así, sin darnos tiempo a reponernos del goce y la emoción, el Himno a la alegría, basado en el coro final de la 9ª sinfonía de Ludwing van Beethoven, nos invitaba a vivir soñando un nuevo sol en el que los hombres volverán a ser hermanos por la paz.
 
Y como todo tiene un final, el broche de oro nos conmovió hasta las lágrimas, que en vano tratábamos de disimular: STILLE NACHT ( Noche de Paz) entonada por más de 20000 personas, todos de pie y velitas en temblorosas manos que se agitaban al son de "todo duerme en derredor, entre astros que esparcen su luz, bella anunciando al NIÑO JESUS.
 
Lentamente las luces se apagaron, la rutinaria calma invadió el lugar, pero los sonidos aún perduran en nuestros oidos. Y hoy me pregunto ¿fue un sueño motivado por los anhelos sinceros de los hombres de buena voluntad? Todo es posible si los deseos son de verdad y estamos dispuestos.

Fecha de publicación: 28/12/2010    |    156 lecturas

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